miércoles, 16 de octubre de 2013

Magia Arcana: su origen. La Traición a Onacra (II)

Vamos a seguir el hilo de la historia sobre el nacimiento de la magia arcana, el poderoso Onacra y la titánica tarea que este inauguró de hacer accesible la misma a todos los mortales. Recomiendo leerse el artículo anterior a este para refrescar los datos.

Antes de empezar, no obstante, me gustaría hacer un diminuto inciso, a fin de que quede comprensible. En Anthara, y gracias a la verbalización de la magia arcana, todo mortal que sepa leer puede entonar un conjuro y lanzarlo. Sin embargo, no es tan fácil. Existen dos tipos de fuentes: libros y pergaminos. Los primeros son las herramientas de los magos. Estos mentalizan en su cabeza complejas y complicadas fórmulas que solo años de aprendizaje posibilitan. A través de ello, son capaces de guardar en su cabeza los conjuros durante mucho tiempo. Un individuo que no esté versado en estas técnicas no podría conseguirlo. Para ellos existen los pergaminos mágicos: estos los crean los propios magos, y se pueden encontrar en las tiendas de magia. Son fórmulas rápidas impresas en un soporte duro, normalmente papel. El usuario recita la fórmula que se aloja en este, desapareciendo a la par que el conjuro se crea. Dicho usuario no ha hecho otra cosa que entonar el dracónico de la manera correcta para que la producción de dicho conjuro sea efectiva. El único requisito, como imaginaréis, es saber leer común, pues fue en este idioma en el que Onacra legó sus palabras, y no existen libros de magia ni pergaminos en otros idiomas.



Mordenkainen, el Primer Abjurador

Habíamos dejado al poderoso hechicero tejiendo el uso de las palabras para evocar la magia. Hay que tener en cuenta, no obstante, que Onacra era un humano sujeto a las leyes de la vida y la muerte, y jamás tendría tiempo de plasmar en palabras toda la magia arcana. Por ello, tomó como suyos a nueve mortales, de diferentes razas, a los que nombró sus discípulos. Estos eran también individuos de gran poder, y la magia que confluía su sangre era profundamente propia de una sola rama. Así pues, cada uno de ellos especializó y dedicó sus esfuerzos a conceptualizar los tipos de magia existentes, y se crearon así las Nueve Escuelas. Los más aventajados en la Anthara arcana dirán que solo existen ocho escuelas a las que un mago puede acceder. Efectivamente: la novena fue la causa de la caída de Onacra, y los archimagos que pasean por el mundo nunca se refieren a ella con otro nombre que no sea la Escuela Prohibida. Pero no nos adelantemos.



Trélar, el Primer Ilusionista

Onacra relevó parte de sus conocimientos y esfuerzos al resto de discípulos. El prudente y sabio gnomo Mordenkainen, quién inauguró la escuela Abjuración, basada en la protección. El enigmático y siniestro drow Fistandantilus, quién persiguió siempre la forma de alterar la vida y la muerte, creó la escuela Nigromancia. La inteligente y pragmática elfa Tenser, que buscó la forma de alterar de lo más nimio a la propia realidad, y que creó la escuela Transformación, que en la actualidad es la que posee más conjuros. El expeditivo y violento Bigby, al que llaman el Primer Semielfo, cuya fuerza residía en la violencia desatada por su origen, creó la escuela Evocación, especializada en conjuros ofensivos. La risueña y cuasidivina éladrin Tasha, especialista en alterar la mente de los demás, creadora de la escuela Encantamiento. El sigiloso y visionario mediano Melf, quién buscó que sus conjuros traspasen la barrera del plano hacia otros lugares más allá de Anthara, creador de la escuela Convocación. El padre de la magia de las ilusiones, de los ardides, enfocado a la protección de los suyos, a que nadie osase siquiera acercarse a sus grandes secretos, el enano Trélar, creador de la escuela Ilusión. Aquel que siempre quiso saber más, desentrañar los misterios que estaban más allá de nuestros sentidos y nuestras capacidades, el kenku Truken, creador de la escuela Adivinación. Y, por último, aquel que traicionó a Onacra, su hermano menor, de quién poco conocen el nombre, y mucho menos se atreven a pronunciarlo, pues la magia que invade su ámbito jamás ha sido usada en Anthara desde entonces, ya que los ocho maestros restantes la sellaron por los siglos de los siglos: Mechanus era el nombre del Traidor, y así es llamada su esfera.



Fistandantilus, el Primer Nigromante

Los humanos siempre han sido mortales de mente voluble, maleables ante las inclemencias de la envidia, el rencor y el desatino. Mechanus nunca estuvo a la altura de su hermano, y ello provocó que contraviniese todas las instrucciones que Onacra tendía, haciéndose con un poder tan peligroso que podría poner en jaque al resto de la magia. Esta escuela y sus conjuros estaban orientados a destruir y manipular la magia arcana en su más pura esencia. Sus conjuros buscaban que los hechiceros perdiesen su poder, y que la magia en su sangre desapareciese o fuese manipulada. Tan terrible era esta magia que el Primer Mago tomó cartas en el asunto,  y cayó en la trampa de su hermano, quién le arrebató todo poder y consumió hasta lo más ínfimo de su alma. La idea de Mechanus fue, desde un primer instante, robar el tomo a su hermano, apropiándose de todas las claves para verbalizar la magia. Con ese tomo en su poder y su propia capacidad arcana, dispondría del poder arcano de todos los hechiceros, sujeto a su merced, y con él esclavizaría a todos estos. Aunque Onacra falleció en la cruenta traición dispuesta por este, los Ocho Maestros lograron destruirle y sellar su poder para siempre. Se sabe que este jamás creó pergaminos, pero su libro fue sellado y ahora yace en algún lugar que pocos conocen.


Tasha, la Primera Encantadora

Vamos a dejar aquí la historia por ahora. En el tercer y último artículo, hablaremos de los Ocho Maestros y la Unión Arcana, el legado de Onacra y las escuelas y torres de magia en la actualidad.


Mechanus el Traidor, creador de la Escuela Prohibida

1 comentario:

  1. Un par de aclaraciones para puristas:

    Sé que muchos de los nombres los habréis visto en la lista de conjuros seleccionables para Magos y Hechiceros del Manual del Jugador de D&D 3.0 y 3.5 en otras escuelas que no son las que ellos mismos crearon en Anthara. Esto tiene fácil respuesta: un mago se especializa en su escuela y en ella destaca, pero también escoge conjuros de otras escuelas. Los conjuros que aparezcan en otra escuela en la lista seleccionable llevan ese nombre como agradecimiento del verdadero detentor de la Escuela hacia el que le ayudó. Por ejemplo: si hay un conjuro que se llama "Disco Flotante de Tenser" en Evocación, es simplemente porque Tenser ayudó a Bigby con la creación del conjuro, y este se lo agradeció poniéndole el nombre. Una tradición muy común entre los Ocho Maestros.

    En segundo lugar: ¿Enanos creando la escuela de Ilusión? No tiene sentido. Sí lo tiene. Las razas no están cogidas por azar, responden a unos patrones en "Anthara". Si el mediano es convocador, es porque los medianos son los que tienen más sensibilidad en este plano hacia otros. Si los enanos son ilusionistas, es porque es la magia más efectiva contra los que intenten acceder a sus tesoros. Y los gnomos, como imaginaréis los que sepáis de D&D, no tienen en clase predilecta Mago Ilusionista/Pícaro, sino Mago Abjurador. Es todo.

    Por último, añadir que si elfos y enanos tienen esas escuelas, es porque son en general las que más conjuros tienen disponibles en cantidad. Y, curiosamente, son las dos razas que más longevas de Anthara ;)

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