miércoles, 23 de octubre de 2013

Magia Arcana: su origen. Las Ocho Escuelas y las Tres Leyes Supremas (III).

Tras narrar la historia de Onacra y Mechanus, vamos a dedicar la entrada que cierra esta monografía a la consolidación del sistema de magia que impera en la actualidad en Anthara. Como en otras ocasiones, aconsejo leerse de nuevo, en primer lugar, las dos entradas anteriores. 

Con la muerte de Onacra a manos de Mechanus y el encierro de este por parte de los Ocho Maestros, todo el trabajo realizado por el incombustible hechicero quedaba en manos de nadie. Fueron momentos peligrosos para el futuro, pues todo el conocimiento abanderado por sus discípulos amenazaba con desbordarse. Afortunadamente, la personalidad de estos ocho seres de razas y costumbres tan dispares fueron fundamentales para la consecución del objetivo principal de su maestro: reunir el lenguaje en todas sus estructuras necesario para "hablar la magia", y con ello, dar forma a los hechizos sin necesidad de llevarlo implícito en la sangre. Es el momento de hablar del Primer Concilio, en el que se pondrán sobre la mesa los fundamentos de la magia arcana y un primer intento de llegar a un acuerdo sobre la disposición de la misma, cuyo resultado fue dotar del nombre actual a las escuelas y que cada uno de estos individuos fue el máximo responsable de cada una (Evocación, Convocación, Abjuración, Transformación, Adivinación, Ilusión, Nigromancia y Encantamiento). Dicho esto, cada Maestro crearía una escuela donde tendría, a su vez, nuevos discípulos que perpetuarían esos conocimientos. Ese es el origen de la palabra escuela para referirse a cada una de las ramas de la magia.

Melf, el primer Convocador

Cabe decir que estos primeros ocho individuos eran hechiceros. Sus discípulos, cuyos nombres se multiplican, también dispondrían de magia en la sangre, y serían estos los encargados de abrir nuevas torres que, como si de una telaraña se tratase, acogió a nuevos alumnos. La diferencia, sin embargo, es destacable: en esta ocasión, esta tercera generación de aprendices no tendrían magia en la sangre, y fueron los primeros magos tal y como lo entendemos hoy, generalmente personas con un alto poder adquisitivo que permitiese la manutención de sus maestros y las instalaciones. Esta tercera generación ya no crearía nuevos conjuros, sino que se encargaría de reiterar el aprendizaje de los que ya existían, y así sucesivamente hasta nuestros días.

Durante la vida de los Ocho Maestros, unas más longevas que otras (lo que explica que, por ejemplo, la escuela Transformación cuente con una cantidad de conjuros superior a, por citar, la escuela de Abjuración), aun existieron tres nuevas reuniones de marcado interés. De forma general, en estos encuentros se decidía por votación máxima en qué lugar debía ir cada conjuro creado en relación a cada esfera, algo que debía ser de consenso común. En el Segundo Concilio se consolidaron las nueve esferas, pero debido al inmenso poder de las tres últimas, se condonó el aprendizaje de los discípulos hasta la Sexta Esfera. Solo los Ocho Maestros y el propio Onacra tendrían acceso a conjuros más poderosos. En el Tercer Concilio se detallaron los reglamentos necesarios para la creación de escuelas de magia, que aun siglos después siguen vigentes en sus fórmulas más generales. Además, se tomó la decisión, aun vigente, de que cada escuela de magia tuviese una escuela prohibida, esto es: un mago podría aprender conjuros de cualquier escuela excepto de su escuela prohibida. Por ejemplo, un nigromante podría añadir a su libro conjuros de otras escuelas como Transformación, pero jamás de Abjuración, pues es la vetada a todos los nigromantes. El motivo de la creación de esto es impedir que un mago adquiera demasiado poder controlando, absolutamente, toda la magia arcana. En el Cuarto Concilio se establecieron las Tres Leyes Supremas, comunes a todos los magos, y que detallamos a continuación:


Bigby, el Primer Semielfo, creador de la Escuela Evocación

- Libro, corazón de Mago: El libro de magia de cada mago es sagrado, es más importante que su propia vida. Un mago jamás debe robar el libro de otro mago. Si un mago encuentra un libro de otro mago perdido o lo recupera, su misión debe ser devolverlo, tarde o temprano. Jamás venderás o te lucrarás con el libro de un mago. Esto debe trascender el propio comportamiento de cada individuo; incluso en la actualidad, ver algo así se considera deleznable.

- Preserva lo que es tuyo: Los magos deben ser protectores de la magia y sus secretos. Deben dedicar tiempo de su vida a evitar que cualquiera atente contra ella, defender su utilidad y mostrarla si es necesario. Parte de su viaje como individuo debe ser encontrar la forma de difundir la importancia del poder arcano.

- Tus secretos, solo para ti: Un mago no puede enseñar magia a otro individuo si no es debidamente, esto es: a través de una escuela. La magia no se aprende por uno mismo, y menos aun se enseña sin los permisos necesarios. Ese es trabajo de los lugares para ello. En la actualidad, existen multitud de torres de hechicería e incluso algún que otro edificio que recibe el nombre, a la antigua, de escuela de magia. 


Tenser, la primera Transformadora

En la actualidad, las Tres Leyes Supremas han sido algo olvidadas, especialmente por los magos itinerantes, viajeros y demás que han aprendido magia por su cuenta o que tampoco han hecho mucho caso de algo tan importante. Generalmente, esto suele suceder más por desconocimiento que por alevosía, pero es imperioso tenerlo en cuenta. Antes, la magia implicaba el credo de la Ley; los magos la respetaban.  No sucede ya lo mismo, y en cierta medida, lo arcano es tan conocido y está tan a la pie de lo mundano que muchos han relegado su importancia, con todas las consecuencias pertinentes. No obstante, el sistema de esferas y escuelas sigue funcionando. La mayoría de los magos se han formado en las Torres de Hechicería. Incluso, por si fuese poco, existe un nuevo ramal de magos muy poderosos (los llamados Archimagos) que se han atrevido a crear nuevas formas de entender la magia, creando incluso nuevos conjuros (Torre de Hechicería Iris, con la escuela Coloración, o la Torre de Hechicería Wilhem, con la escuela Espiritismo).

Trúken, creador de la escuela Adivinación


Con esto damos por cerrado las explicaciones pertinentes hacia la magia arcana. Espero que hayáis disfrutado con las explicaciones, la historia de Onacra y Mechanus y la lógica que persigue lo arcano en Anthara. Por supuesto, al igual que los dos grandes hechiceros poseen sus privilegiados tomos, cada uno de los maestros dispone de su libro. Se cuentan que estos yacen protegidos por multitud de defensas entre los restos de sus antiguas torres. No han sido pocos los que han intentado acceder a más de uno, quedándose en el camino. Pero los poderes que atesoran merecen, en muchas ocasiones, dicho sacrificio.

¡Hasta nuestro próximo encuentro en las tierra de Anthara!

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